El riesgo no es el TLCAN, es el BAT

El jueves pasado, Donald Trump dijo: “Vamos a anunciar algo, probablemente en dos o tres semanas que será fenomenal en términos de impuestos”. No hubo más detalles.

La propuesta de Trump es bajar la tasa del ISR a las empresas a 15 por ciento y las tasas para las personas físicas limitarlas a tres escalones, 10, 20 y 25 por ciento.

El líder del Partido Republicano en el Congreso, Paul Ryan, también tiene una propuesta fiscal. Ella incluye la reducción del ISR corporativo a 25 por ciento, así como el recorte de tasas para las personas físicas a tres escalones, de 12, 25 y 33 por ciento.
Pero, además propone el ya muy famoso ‘ajuste fronterizo’ (BAT) en el cálculo del ISR corporativo.

El BAT no es un arancel ni un impuesto en sí mismo, sino una forma diferente de considerar exportaciones e importaciones en el cálculo del ISR corporativo.

De manera muy simplificada y esquemática, se trata de que las importaciones de bienes no se puedan deducir de la base de cálculo del ISR mientras que el ingreso generado por las exportaciones no cause ISR.

Hasta ahora, Trump no ha fijado una posición clara respecto a este impuesto y más bien ha hablado de una tarifa de 20 por ciento para las importaciones de las empresas norteamericanas que hagan inversiones fuera de Estados Unidos (EU) y exporten al mercado estadounidense.

Sin embargo, mientras Estados Unidos siga como parte del TLCAN y de la OMC, no puede imponer legalmente un arancel como el que ha estado refiriendo Trump.

Las propuestas fiscales pueden llegar en semanas, mientras que la renegociación del TLCAN podría tardar meses en comenzar.

De este modo, el inicio formal de la renegociación del TLCAN bien podría darse hacia mayo o junio cuando más pronto.

Si la propuesta de Trump, que daría a conocer en “dos o tres semanas”, incluye el ‘ajuste fronterizo’ propuesto por Ryan, los mercados financieros van a sacudirse.

Más allá de que esta reforma se pudiera litigar en la OMC, el Congreso tendría la facultad de imponerlo, con lo que se castigaría fuertemente a las importaciones de bienes intermedios que realiza EU.

El efecto sería especialmente fuerte en el comercio intrafirma o en las cadenas de valor de industrias como la automotriz o la electrónica, por citar sólo dos. El impacto para países como México o China sería enorme, con una probable reducción de exportaciones a EU y de inversión extranjera directa proveniente de EU, y el costo sería para los consumidores estadounidenses, salvo que se propiciara una revaluación del dólar que fuera más que proporcional al incremento de los precios de los bienes importados. Y, en ese caso, nos pegaría la depreciación adicional del peso.

Lo dicho, por lo pronto el BAT es la mayor amenaza en el corto plazo, no la renegociación del TLCAN.

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