México se prepara para confrontación con el equipo Trump

Se han trazado las líneas de batalla mientras que México y EU comienzan lo que prometen ser duras negociaciones sobre el futuro del Tratado de Libre Comercio de América (TLCAN), que ambas partes han amenazado con eliminar si no consiguen sus cometidos.

La presión del presidente de EU, Donald Trump, ya ha intimidado a inversionistas estadounidenses que operan en México. El presidente Enrique Peña Nieto ha prometido hacer frente a las presiones de la Casa Blanca, pero dado que el TLCAN es la columna vertebral de la economía mexicana que se centra en las exportaciones, tiene más que perder de las conversaciones.

Si no hay beneficios claros, no tiene sentido mantenerlo, dijo Ildefonso Guajardo, secretario de economía de México.

Los dos presidentes se reunirán en la Casa Blanca el 31 de enero.
Peña Nieto dijo que todo, no sólo el comercio, estará sobre la mesa.

Otros, viendo las asimetrías entre los dos países, anticipan la sumisión. Ninguna de estas posturas es la respuesta. La solución es el diálogo y la negociación.

El TLCAN, entre EU, México y Canadá ha estado en vigor desde 1994 cuando México estaba emergiendo como una economía de mercado, ha entrelazado las relaciones a través de cadenas de suministro transfronterizas y ha aumentado el comercio, la inversión y los empleos que un exfuncionario sostuvo ahora serían difíciles de desvincular.

México envía alrededor del 80 por ciento de sus exportaciones al norte de la frontera, pero esas mercancías contienen hasta un 40 por ciento de contenido estadounidense, apoyando cerca de 5 millones de empleos en EU.

Todo esto podría estar en peligro si, como ha advertido Trump, EU no logra lo que considera un “trato justo” para los trabajadores estadounidenses y decide retirarse del acuerdo, como ya lo ha hecho con la Asociación Transpacífica entre 12 naciones que México veía como una forma de mejorar el TLCAN para el siglo XXI.

Lo complicado para México es la incertidumbre que rodea los planes de Trump, más allá de su promesa de promulgar grandes impuestos fronterizos si las compañías estadounidenses continúan buscando manufacturar a un costo menor en México. Ese palo ya ha convencido a algunos, como a Ford, el fabricante de automóviles, a que se dobleguen a su voluntad. Ford desechó los planes para construir una planta de 1.6 mil millones de dólares en México a principios de este mes a raíz de las amenazas de Trump.

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