La mejora del comercio con Estados Unidos, en riesgo.
Las exportaciones al país del norte crecieron 30% i.a. en los primeros diez meses del año, mientras que las ventas al resto del mundo cayeron 4% en el mismo lapso.
• Con el triunfo de Trump, el potencial avance del proteccionismo amenaza el intercambio bilateral, aunque su impacto no sería uniforme. Las economías regionales están más expuestas ya que buena parte de las exportaciones se colocan en Norteamérica.
• Estados Unidos constituye el tercer destino de nuestras exportaciones, detrás de Brasil y China.
• Resulta interesante saber qué productos vendemos al país en cuestión, de modo de conocer cuáles serían los que más afectados ante la imposición de mayores barreras comerciales a las importaciones en el país del norte.
• En primer lugar, cabe destacar el fuerte crecimiento de las exportaciones de biodiesel a dicho destino, que más que triplicaron su nivel en los primeros diez meses del año en relación a igual período de 2015 (llegaron a los US$ 900 millones), en coincidencia con el levantamiento de las barreras fitosanitarias que pesaban sobre la producción local de esta mercancía (impuestas tras la nacionalización de YPF).
• A partir de este incremento, poco más del 90% de las exportaciones de biodiesel y sus derivados tienen como destino los Estados Unidos. Además de la posibilidad de mayores controles, recientemente fue nombrado al frente de la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense un hombre “escéptico del cambio climático”, lo cual podría llegar a favorecer los combustibles tradicionales en desmedro de los ecológicos, tal como el biodiesel, golpeando uno de los ganadores de la nueva relación bilateral alcanzada tras la asunción de Cambiemos.
• En una situación semejante se encuentran las ventas de aluminio al país del norte (US$ 160 millones acumulado en los primeros diez meses). Tras el fuerte crecimiento que exhibieron este año (+128% i.a.), prácticamente dos tercios de las exportaciones del sector se dirigieron al mercado norteamericano (un año atrás representaban poco más de un tercio de las ventas totales al exterior).
• En el mismo orden se encuentran las exportaciones de arándanos: si bien sumaron “tan sólo” US$ 83 millones a las divisas comerciales del año, el 65% de este monto estuvo generado por los envíos a Estados Unidos.
• Por su parte, aproximadamente la mitad de las ventas totales de aceites de limón se dirigen al país del norte, mientras que en el caso de los envíos de jugos de citrus, manzana y uva (que generaron ingresos por US$ 250 millones), el 40% se coloca en dicho mercado. En igual grado de fragilidad se encuentran los productores de miel: de los US$ 145 millones que se exportan, el 40% se dirige a la primera potencia del mundo.
La mejora del comercio con Estados Unidos en riesgo
• A partir de la asunción de Mauricio Macri, las relaciones comerciales con Estados Unidos se intensificaron. Por caso, las exportaciones al país del norte crecieron 30% i.a. en los primeros diez meses del año, mientras que las ventas al resto del mundo cayeron 4% i.a. en el mismo lapso.
• Con el triunfo de Trump, el potencial avance del proteccionismo amenaza el intercambio bilateral, aunque su impacto no sería uniforme. Las economías regionales están más expuestas ya que buena parte de las exportaciones se colocan en Norteamérica.
• Además de los efectos directos, es necesario considerar el impacto indirecto que una política comercial más restrictiva de parte de Estados Unidos tendría sobre nuestros socios comerciales, sobre un posible desvío de comercio y la inversión extranjera directa.
Cambios en las relaciones con Estados Unidos
Durante los últimos años hubo un deterioro de las relaciones comerciales con Estados Unidos: el atraso en el tipo de cambio y las restricciones a las importaciones (DJAI) impuesta desde fines de 2011, debilitaron el intercambio de bienes con la primera potencia mundial. Así, las exportaciones a ese destino se contrajeron 20% entre 2011 y 2015, pasando de US$ 4.250 millones a menos de US$ 3.400 millones (mínimo del período).
Concentrándonos en el intercambio bilateral, a partir de 2016 se observa efectivamente una nueva etapa signada por la profundización de la relación entre ambos países. Por caso, en los primeros diez meses del año las exportaciones al país del norte aumentaron 30% i.a. y llegaron a US$ 3.650 millones (máximo histórico), mientras que las ventas al resto del mundo cayeron 4% i.a. en el mismo lapso.
De hecho, Estados Unidos es uno de los pocos países junto con España, que en lo que va del año han aumentado la compra de productos argentinos. Como resultado de este fenómeno, la participación norteamericana dentro de las exportaciones argentinas llegó a 7,5% en el acumulado del año, contra 5,5% en igual período de 2015. Así, su importancia dentro del comercio alcanzó el máximo de los últimos seis años.
La política comercial de EE.UU. condiciona las exportaciones sectoriales
Estados Unidos constituye el tercer destino de nuestras exportaciones, detrás de Brasil y China. El fortalecimiento de la relación con el país del norte en lo que va de 2016 representa uno de los principales logros de la nueva gestión en el frente externo. Pero, ante un posible avance de la política comercial proteccionista tras el triunfo de Trump, las mejoras logradas pueden desvanecerse afectando negativamente nuestras ventas externas.
Sin embargo, más allá del impacto que tiene sobre las exportaciones de nuestro país a nivel agregado, resulta interesante saber qué productos vendemos al país en cuestión, de modo de conocer cuáles serían los que más afectados ante la imposición de mayores barreras comerciales a las importaciones en el país del norte.
En primer lugar, cabe destacar el fuerte crecimiento de las exportaciones de biodiesel a dicho destino, que más que triplicaron su nivel en los primeros diez meses del año en relación a igual período de 2015 (llegaron a los US$ 900 millones), en coincidencia con el levantamiento de las barreras fitosanitarias que pesaban sobre la producción local de esta mercancía (impuestas tras la nacionalización de YPF).
A partir de este incremento, poco más del 90% de las exportaciones de biodiesel y sus derivados tienen como destino los Estados Unidos (vs. el 78% que representaban el año pasado). Además de la posibilidad de mayores controles, recientemente fue nombrado al frente de la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense un hombre “escéptico del cambio climático”, lo cual podría llegar a favorecer los combustibles tradicionales en desmedro de los ecológicos, tal como el biodiesel, golpeando uno de los ganadores de la nueva relación bilateral alcanzada tras la asunción de Cambiemos.
En una situación semejante se encuentran las ventas de aluminio al país del norte (US$ 160 millones acumulado en los primeros diez meses). Tras el fuerte crecimiento que exhibieron este año (+128% i.a.), prácticamente dos tercios de las exportaciones del sector se dirigieron al mercado norteamericano (un año atrás representaban poco más de un tercio de las ventas totales al exterior).
La situación más preocupante es la de algunos productos vinculados a las economías regionales. Si bien no tienen un gran peso dentro de las exportaciones a nivel agregado, la importancia de Estados Unidos para dichos mercados genera incertidumbre ante un posible giro en la política comercial de ese país. Tal es el caso de los envíos al exterior de té negro, que totalizaron US$ 82 millones en lo que va de 2016, donde más del 75% de las ventas tuvieron como destino la primera potencia mundial.
En el mismo orden se encuentran las exportaciones de arándanos: si bien sumaron “tan sólo” US$ 83 millones a las divisas comerciales del año, el 65% de este monto estuvo generado por los envíos a Estados Unidos. Por su parte, aproximadamente la mitad de las ventas totales de aceites de limón se dirigen al país del norte, mientras que en el caso de los envíos de jugos de citrus, manzana y uva (que generaron ingresos por US$ 250 millones), el 40% se coloca en dicho mercado. En igual grado de fragilidad se encuentran los productores de miel: de los US$ 145 millones que se exportan, el 40% se dirige a la primera potencia del mundo.
Efectos indirectos del triunfo de Trump
Para analizar las implicancias de la política comercial de la administración Trump no alcanza solamente con examinar los efectos directos: es necesario considerar también los indirectos. Entre ellos resaltan la caída de las exportaciones de nuestros socios comerciales, el posible desvío de comercio (con la consiguiente acumulación de stocks mundiales) y la retracción de la inversión extranjera directa.
Respecto de nuestros socios comerciales, Canadá y México son quienes más se verían afectados por un posible giro proteccionista (tres cuartos de sus exportaciones se dirigen a Estados Unidos). Sin embargo, sumados, ambos países no llegan a representar el 5% de las exportaciones de nuestro país. En contrapartida, un 15% de las colocaciones brasileñas al mundo tiene como destino la potencia del norte. Dado que el gigante del Mercosur es nuestro principal socio comercial, una caída en su actividad perjudicaría a nuestro país.
Respecto del desvío de comercio, el resultado final no es claro. La acumulación de stocks de productos industriales impulsaría sus precios a la baja, mejorando nuestros términos de intercambio y provocando un ahorro de dólares (algo que ya sucedió durante este año). Sin embargo, una avalancha de mercancías importadas perjudicaría a la producción local imposibilitada de competir con productos fabricados a menores costos.
Por último, aparece el caso de la Inversión Extranjera Directa (IED). La reciente suspensión del traslado de la planta de aires acondicionados Carrier de Estados Unidos a México (por “pedido” de Trump) abre una serie de interrogantes referidos a las barreras que enfrentará la IED proveniente de ese país y del resto del mundo. Dado que la inversión extranjera es uno de los pilares del esquema de crecimiento de la administración Macri, un retroceso generalizado de ésta a nivel global, debilitaría el desempeño de la economía local.
